Un último favor

Abre la ventana;
hoy la luna es para ti.
Siéntate, quiero hablar contigo
de esas cosas que se han ido
y ya no son iguales.

De alguna forma, te pierdo
en el laberinto del silencio
y la indiferencia triste
que juntos estamos viviendo.
Estábamos unidos al principio
enfrentando las cosas,
el mal, el bien,
enfrentando a todo el mundo.
Era tu hombre, y tú mi mujer
pero parece que todo se ha ido
y me siento tu olvido.

Parece que me concentré
en mi vida, en mis cosas,
en llenarte de cosas hermosas,
y olvidé hacerte mi mujer.
Creo que olvidaste mis ganas
de sentirte cerca, para compartir
todo aquello que me gusta
y que ahora no puedo
porque te estás yendo de mí.

¡Cuánta falta me hace estar enamorado
de ti y de todo lo que teníamos
en común, tú y yo!
Ahora no somos nada, salvo
dos personas que duermen,
comen y pasean por una misma habitación.

Me duele tanto ser tu olvido,
pero eso mismo soy.
No creo ser nada para ti.
Me das asco y me doy asco a mí mismo.
Eres ahora lo que no quiero,
lo que no quiero en mi vida
porque te acabaste en mí
y te volviste una desconocida.

¿Puedes percibir mi impotencia?
Estoy sintiendo mucha ahora,
porque la noche y el día, juntos,
acabaron nuestra unidad hermosa
como se acaba una simple aurora.

Mira a través de la ventana que abriste.
Por ahí se fue nuestro amor,
hace muchos años, quizá,
y quizá nunca vuelva a nosotros
porque ni nuestro propio amor
soporta tanta infelicidad.

Seguiremos viviendo juntos, supongo,
pero te voy a pedir un honesto,
pequeño y último favor:
no me vuelvas a besar, ni a tocar,
porque lo nuestro ha muerto
y no desea tampoco resucitar.
No vuelvas a decirme “buenos días”
o “buenas noches”, no,
¡solo vete o duérmete y ya!

Estoy frustrado y decepcionado
de ti, de mí, de nuestro todo.
Solo te pido ese favor,
si es que acaso vamos a vivir
juntos de todos modos.

© 2023, Daniel Osuna, todos los derechos de autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *